Este martes 10 de junio, justo después de la puesta de Sol, se asomará una luna llena especial. Es la llamada Luna de Fresa, que será diferente a otras lunas llenas porque coincide con un fenómeno astronómico poco habitual: el lunasticio mayor, que no se volverá a repetir hasta el año 2043.
El lunasticio es lo que podríamos llamar el “solsticio de la Luna”. A lo largo de cada mes, la Luna recorre el cielo siguiendo una trayectoria inclinada respecto al plano de la órbita terrestre. Esa inclinación hace que algunas noches la veamos más alta, y otras, más baja en el cielo.
Pero cada 18 años y medio, esa inclinación llega a su valor máximo: la Luna aparece en el cielo en posiciones mucho más extremas de lo habitual -ya sea muy alta o muy baja, dependiendo de la fase y del hemisferio desde donde se la observe-.
Cuando una Luna llena ocurre justo en ese momento, como ahora, se produce lo que se llama un lunasticio mayor. Entonces, la Luna llena aparece excepcionalmente alta (o muy baja, según estemos en invierno o verano) a lo largo de su recorrido nocturno.
En nuestra latitud sur, este junio, el lunasticio mayor eleva la Luna a lo más alto que puede verse durante un ciclo completo. Aunque su salida y puesta sean bajas en el horizonte, en el resto de la noche la veremos brillar a una altura notablemente mayor que en otras lunas llenas del mismo mes.
En su aparición, la veremos grande y en tonos anaranjados y rojizos. Pero el nombre “Luna de Fresa” poco tiene que ver con la coloración del astro. Proviene de los pueblos originarios de América del Norte, especialmente de las tribus algonquinas.
Ellos nombraban cada luna llena del año según eventos naturales o actividades estacionales importantes, y la luna llena de junio coincidía con la época de cosecha de frutillas silvestres. Así, la llamaron “Strawberry Moon”, no por su color, sino por el calendario agrícola. Aunque el nombre se popularizó en el hemisferio norte, hoy se usa en todo el mundo, incluso en el sur, aunque nuestras estaciones estén invertidas.
Cuando la Luna surge desde el horizonte, su luz atraviesa una capa de atmósfera más densa. Esa atmósfera actúa como un filtro que atenúa los azules y refuerza los tonos dorados, naranjas y rojizos. Al mismo tiempo, se produce la ilusión lunar, un efecto óptico que nos hace verla descomunal cuando está cerca del suelo, enmarcada por árboles, edificios o cerros.
Lo ideal es un entorno con amplia vista hacia el este o sudeste, como una playa, un mirador o un patio trasero. Es recomendable, en lo posible, apagar las luces intensas unos minutos antes de sentarse a mirar el cielo, para que los ojos tengan tiempo de adaptarse a la oscuridad.
También es recomendable usar binoculares que permitan irar la Luna, sus cráteres y sombras, en toda su magnitud. Además, esa noche se verá cerca de Antares, la gran estrella roja de Escorpio, una vista llena de contraste.
Esta luna llena es un evento astronómico único, una conjunción entre la tradición que la llamó "de fresa" y la ciencia que explica su altura debido al lunasticio mayor. Representa una de esas pocas oportunidades en la vida de contemplar un show astronómico que combina historia, luz y la perfecta geometría celestial.